sábado, 18 de noviembre de 2006

Paradojas y similares: Qué difícil es ser cretense

En esta sección se presentarán enunciados o resultados cuyo intento de interpretación conduzca a una contradicción, o en todo caso al menos que sean difíciles de digerir. Es decir, en lenguaje de la calle, una comida de coco.

Cleómenes es un comerciante en plena cena de negocios en Atenas. En un momento dado, uno de sus futuros socios, quizás provocado por el vino o alguna insastifacción anterior, hace un comentario despectivo:

Todos los cretenses son unos mentirosos.

Cleómenes sonríe con benevolencia y dice con voz suave:

Cierto, todos los cretenses son unos mentirosos, pero es que yo soy de Creta.

Todos lo miran boquiabiertos. Alguno incluso frunce las cejas. Si todos los cretenses son unos mentirosos y lo dice alguien de Creta entonces está diciendo una mentira y es falso que los cretenses sean unos mentirosos, pero es que hemos partido de que es verdadero. Vaya, la cosa comienza a ponerse difícil. Pero es que si además fuese verdad que todos los cretenses son unos mentirosos, nadie podría hacer gala de ser cretense, porque automáticamente sería una mentira. Y si nadie puede decir que es de Creta, ¿qué pasa, que la isla está deshabitada? Cosa que no es cierta. Entonces... Demasiado para una cena de negocios. Así que, tabernero, más vino y a otro asunto.

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